Embalse de Zocueca |
Estamos acabando el mes de agosto y hemos estado presenciando los movimientos migratorios de las primeras aves que comienzan esos grandes viajes que seguiremos observando durante septiembre y parte de octubre. Al igual que yo, que pronto dejaré mi pueblo para irme a vivir hasta julio en Sevilla, aunque ya sé que es una minucia en comparación con las aves que alcanzan el África subsahariana...
Es algo que siempre nos llama la atención, y que durante mucho tiempo ha sido bastante desconocido para el hombre. Como cuando se creía que los ánsares y barnaclas (a los que nunca se veía con pollitos) nacían de los percebes, o la creencia egipcia de que las golondrinas salían del barro en invierno (ellos no sabían que habían estado criando en Europa hasta ir a su país a invernar).
Unos periplos fatigosos y llenos de peligros, y no sólo por causas naturales. Que se lo pregunten a esta pobre tórtola común (Streptopelia turtur) con un ala herida que se escabulló entre los cardos, congénere de otras muchas que son abatidas en sus migraciones.
Bailén no es el mejor sitio de España para comprobar el paso migratorio, esto no es Tarifa obviamente, pero las charcas de las afueras atraen todos los años a algunos viajeros que paran aquí a reponer fuerzas y nunca sabes qué te puedes encontrar, como cuando el año pasado me topé con una solitaria espátula.
Los andarríos grandes (Tringa ochropus) son unos habituales, así no tanto como la garza imperial (Ardea purpurea), a la que he podido ver en primavera y ahora también el pasado día 26.
Los milanos negros (Milvus migrans) son un clásico con sus grandes bandos en estas fechas, y durante buena parte del mes he estado viendo concentraciones muy numerosas de estas oportunistas rapaces.
Ejemplar juvenil |
Con los abejeros (Pernis apivorus) no he tenido mucha suerte y no he topado aún con ninguno de esos enormes bandos que me encantan. Sólo he visto una pareja el día 18 en El Centenillo (no descarto que fuera una pareja nidificante, nunca se sabe), un grupito de 4 ejemplares con un milano negro Cerca de Vilches el día 22, y un ejemplar aislado del día 20 que dejo para el final (saltándome el orden cronológico) por lo curioso que me pareció.
Me explico, este abejero estaba en Sierra Mágina (más al sur de ese corredor natural de Sierra Morena y el valle del Guadalquivir), él solo y volando junto a unos abejarucos que se estaban alimentando de himenópteros, cosa que me hace pensar que sea un individuo que viva allí.
Cuando avance octubre dejaré de ver a dos de mis especies favoritas, el águila calzada (Hieraaetus pennatus) y la culebrera (Circaetus gallicus), a las que aún veo mucho, incluso en los olivares.
Es algo que me apena, durante los meses fríos echo mucho de menos a especies así, mi tierra se vuelve más sosa durante el invierno con la considerable disminución de especies y la escasísima compensación invernante.
Como nota curiosa, dejo la cita de tres vencejos cafres (Apus caffer) en Andújar el día 20. La foto es horrenda y poco se le nota el obispillo blanco, pero os garantizo que lo pude observar bien.
Pasemos a otra zona, el embalse del Guadalén, cerca del pueblo de Vilches, una zona que he conocido este mes y me ha parecido muy interesante, con sus grandes números de somormujos y bandos inmensos de cormoranes. Además de cosas como las que vamos a ver...
Además de las concentraciones de chorlitejos chicos (Charadrius dubius) destacaron los muchos abejarucos (Merops apiaster), otros que también se irán pronto. No sé si es porque se están congregando, pero el caso es que los he estado viendo (y oyendo, no paran callados) más que nunca.
Vilches |
Abejaruco juvenil |
¡Mucho ojo! Que este embalse me ha dado una de las sorpresas del verano, cuando el día 22 vi en una torreta algo con pinta de culebrera... pero resultó ser una soberbia águila pescadora (Pandion haliaetus). Es una especie rara de ver en Jaén, pues dependemos de que en sus jornadas migratorias decida pararse en tal o cual embalse a su capricho, y que tú estés precisamente en ese lugar y día.
Esto supone que, si consigo ver a los quebrantahuesos de Cazorla, ya habré visto a todas las rapaces diurnas en mi provincia.
Como decía más arriba, durante el invierno echaré de menos la presencia de especies como el águila calzada, la culebrera, el cernícalo primilla, el abejaruco, el chotacabras cuellirrojo, el alcaudón común, el cuco, la golondrina dáurica, el vencejo real, y un nutrido etcétera.
Aquí sólo recibimos algunas avefrías, unos pocos esmerejones (poco dados a dejarse ver), bisbitas, lúganos, unos pocos chorlitos dorados si llega una ola especialmente fría... cosas así. No es como en las zonas donde se recibe un buen contingente de invernantes asociadas a los ambientes acuáticos, ni contamos con la carismática presencia de las grullas.Por suerte, hay otras muchas especies interesantes que siempre están con nosotros. Durante todo el año disfrutaré de los enormes bandos de buitres leonados (Gyps fulvus) que suelen contener algunos buitres negros (Aegypius monachus). O de la formidable águila real (Aquila chrysaetos), de la que dejo una foto espantosamente fea, pero me he visto en el deber de mostrarla porque sólo he visto tres ejemplares en todo el mes.
Para el final dejo uno de los motivos por los que me ha encantado el embalse del Guadalén... ni más ni menos que la ortega (Pterocles orientalis), especie que por fin he podido ver en mi provincia y muy cerquita de casa, porque resulta que le gusta acudir a beber allí.